miércoles, 29 de abril de 2009

VECINOS



M no se echaba ya en cara su mala suerte, ni su cara tan horrible o incluso su sobrepeso.


Había aprendido que algunas cosas compensaban otras cosas.


El ser el dueño de tres pisos de más de ciento cincuenta metros cuadrados en uno de los barrios más caros de Barcelona le había permitido hasta entonces vivir holgadamente, sin trabajar, gracias a los ingresos que le proporcionaban al menos dos de ellos siempre en alquiler, generalmente a representantes de gobiernos extranjeros o a altos ejecutivos de paso por la ciudad.


M aún no sabía a su edad lo que era el tener que madrugar para ir a toda prisa a una oficina a trabajar o el no tener apenas tiempo para uno mismo y la sensación de angustia que eso produce. Acomodado en ese tercer piso de su propiedad ya digo, M veía la vida con una tranquilidad inusual, de una forma muy diferente al resto del mundo. Sus retos nada tenían que ver con los retos de la mayoría de la gente con la que compartía escalera, calle o incluso ciudad.


Muchas noches se encontraba con su vecino de al lado dentro del ascensor y era en esos momentos, al verle tan cansado dejando la mochila en el suelo con desgana, cerrando los ojos, cuando M se lo repetía a si mismo una y otra vez , tenia suerte pese a todo, no podía quejarse.


¿De que le había servido a aquel chico el ir a su mismo colegio, a su misma clase ,cuando M había repetido curso, y el sacar al menos durante ese año las mejores notas?, ¿O el haber estado siempre junto con los más populares de la clase?, ¿O el haber sido un chico moderno, vestido a la ultima? Bastaba mirarlo a los ojos para darse cuenta que no de mucho.. Al menos ante los ojos de M.



Podemos decir sin equivocarnos demasiado que M empezó a vivir hará unos dos años, que fue cuando sus padres murieron en un accidente de coche.

Pasados unos pocos meses, de repente, M cambió por completo su forma de vestir y fue también por esos dias cuando comenzó entonces a oírse a todas horas y por el patio interior, procedente de su casa, una música muy alegre , la típica de una radio fórmula dirigida a quinceañeros y no a él que ya tenía unos veintidós y que por lo tanto se encontraba ya muy lejos de todos esos años.

Supongo también que sería entonces más o menos cuando M comenzó por fin a quedar con chicas a través de Internet, de otra forma nunca antes lo había hecho, cuando su mundo se volvió un poco más inestable de lo que lo era gracias a ellas, con alguna que otra preocupación haciendo acto de presencia en el horizonte. Lo dejaremos claro , eso si, y desde este mismo momento, la mayoría con las que ha conseguido quedar hasta hoy han sido muy feas. Pero muy que muy feas.


Y aún asi, la gran mayoría nada más verlo no han hecho sino darle plantón.


A las pocas que sin embargo, y al menos hasta el dia de hoy ya digo, han decidido repetir, en realidad solo he visto a dos, M a pesar de todo las ha tratado como si fueran auténticas reinas de la belleza, víctima de su inocencia aún en estos temas supongo y de querer por encima de todo que en el barrio y en la casa todos le veamos por fin de la mano de una chica.

Flores, reservas en restaurantes de un cierto nivel, presentaciones formales a los vecinos en la escalera, el portal o a la salida del supermercado de la esquina, pero algo no cuadraba claro estaba.



Esta lluviosa mañana de domingo supongo que habremos sido casi todos los vecinos los que hemos oído de repente romper a llorar a M . Tras mantener una conversación a gritos por teléfono, recriminando a la otra persona haberle dado determinadas esperanzas para ahora súbitamente decidir unilateralmente tirárselas por tierra.


El chico con el que se encuentra muchas noches en el ascensor, es curioso, al oírlo todo ha decidido cerrar el grifo de la ducha para enterarse mejor de los detalles. Ha pensado que prefiere su vida con sus prisas y agobios a la de M, llena de horas en blanco, horas que una tras otra hay que llenar con series y programas de televisión básicamente.

También ha recordado su patético paso por clase hace años.


Una vez que se ha hecho el silencio y saliendo de la ducha, poniéndose las gafas, se ha imaginado a M recorriendo el pasillo de su casa en silencio hasta llegar al salón y a continuación encendiendo el dvd, no sería extraño que de repente comenzaran a oírse sus superlativas carcajadas como
otras muchas veces viendo La Familia Mata .


También se lo ha imaginado, medio desnudo, con ese cuerpo totalmente amorfo que a nadie se atreve a mostrar, sentado frente al ordenador, atiborrándose de galletas, viendo fotos y más fotos de chicas, leyendo sus pequeñas historias bajo las mismas, estableciendo puntos de contacto entre todas ellas y la suya propia, esa con la que lleva ya tantos años cargando.

Luego, ya con las gafas puestas y medio desnudo también se ha sentado frente a su ordenador a examinar un par de perfiles de chicos que le pueden interesar.
Buscando también puntos de contacto entre él y al menos hasta ahora, esos perfectos desconocidos.

1 comentario:

  1. Hola ! Soy un antiguo lector jeje, no sabía que habías abierto una continuacion en BlogSpot.

    Por favor tio, sigue escribiendo ;), te llevo leyendo desde 2005... y no sabes las de horas que he pasado delante del PC en tu blog!!

    Se te echa de menos!! :p

    SteaM!

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