jueves, 2 de julio de 2009

CARRER D,ESTRUC




Balanceándose, como si estuviera andando él y solo él por la calle y la Via Laitena fuera suya en exclusiva.
El líder de la banda, el chico más duro del bloque, de la manzana, del barrio entero si quieres, camina con la seguridad esa que le da el saberse el mejor, imbatible hasta ahora, el campeón de todos los torneos, y de vez en cuando golpea el aire con su puño derecho como si estuviera boxeando, cambiando el ritmo de sus pasos sobre las ardientes aceras, mirando hacia atrás con una sonrisa por si alguien le ha visto , si, nadie es tan bueno como él.
Desnudo el pecho, con la camiseta colgando de su cintura, atrapada en parte dentro de sus bermudas militares que gracias a tanto balanceo apenas ya le cubren algo de su ropa interior, consciente que alguien por ahí cerca habrá , seguro, admirando su fuerte musculatura, su rostro duro e impenetrable, de pronto se encuentra frente al semáforo y se para .
Una ola de calor sahariano sacude Barcelona estos días haciendo subir todos sus termómetros hasta cerca de los cuarenta grados. La gente adinerada y los turistas de alto nivel seguro que están con sus cuerpos a remojo en alguna piscina o encerrados en sus habitaciones climatizadas, pero para el resto de nosotros solo existe una tarde de calor plomizo y húmedo, la primera tarde del mes de julio, y dentro de nuestra cabeza, nuestros planes y proyectos para las próximas semanas.
Y en un momento dado A., que pasaba por allí por casualidad, no puede evitar preguntarse si ahora que el verano está empezando habrá muchas más tardes iguales a esta, es decir sin planes, con un montón de horas por delante que llenar.

Un maestro extranjero, norteamericano posiblemente, responsable de los cuatro chicos de doce años que le siguen, tiene entonces por fin que separarse de él, ese chico detrás del que ha ido los últimos diez minutos, admirando su fuerte espalda, su balanceo, imaginando lo que puede haber detrás, lo que esconde, su ropa interior de color morado y negro. Han sido los mejores diez minutos de todo el viaje le da por pensar, sudoroso, cargado con una enorme mochila , protegido del sol por una gorra de los Knicks. Pero sus planes no admiten más dilación y por eso redirige sus pasos y los de su grupo calle arriba y sin saberlo entrega asi, de esta forma, su testigo a A. quien sin planteárselo de repente decide seguirlo también, torciendo hacia la izquierda poco después y detrás suyo, entrando por tanto en una pequeña y oscura callejuela en la que el calor sofocante de esa tarde parece atenuarse un poco, lo mismo que los murmullos y los ruidos que producían el resto de los viandantes.

Y desde una distancia prudencial A. ve como ese chico de cuerpo y culo perfecto, andares tan extraños, se mete de pronto en un pequeño bar y A. decide meterse también dentro.

Un viejo poster del Atlético de Madrid y otro del FC Barcelona del 2006-2007 presiden la barra.
El camarero, un hombre de unos cincuenta años, medio calvo y con una camisa blanca totalmente desabrochada, rápidamente le pregunta que va a tomar. Una Coca Cola responde A. algo nervioso, no mucho, viendo como el camarero a continuación se quita el sudor de la frente con un viejo y desgastado pañuelo rosa .

Da un sorbo y se fija en su espalda de nuevo,llena de sudor, en su ropa interior negra y morada.
Piensa incluso en acercarse donde está , colocarse a su lado y tratar de decirle algo mientras él se está jugando las monedas que tiene en una maquina recreativa, esperando supone que la suerte le sonría y la combinación de frutas y colores sea al fin la idónea.
Ve su cara de hastio poco después al darse la vuelta tras perder la última moneda que tenía. Oye a continuación como pide una cerveza . Nada más sentarse a su lado n A. no puede evitar el empezar a oler entonces a una mezcla de sudor, gasolina y tabaco, olor a hombre de verdad en definitiva, que es justo lo que A. tanto necesita en estos dias.
Lo tiene a unos pocos centímetros, puede sentir incluso el calor tan intenso que desprende su fuerte cuerpo pero al mismo tiempo necesita algo de aire, se está mareando, se le ha nublado la vista o algo parecido maldita sea.

Se sienta enfrente del bar tras salir atropelladamente del mismo, en el suelo, con la frente llena de pequeñas gotas de sudor, las gafas empañadas. Es el chico del bañador negro y de la camiseta negra también, pero del gorro multicolor.
El mientras se ha puesto una camiseta, se ha subido los pantalones y desde detrás de la barra ha comenzado también a servir a algún que otro cliente. No se lo puede creer. Y bromea con uno de ellos, no dejando de lanzar una lata de CocaCola al aire y recogiéndola casi a continuación , justo antes que sea inevitable que golpee contra el suelo.
¿Qué hacer?
La tarde ha avanzado, casi sin darse cuenta han dado las seis. Se quedará allí un buen rato, el que sea necesario, por si existe alguna posibilidad, de cualquier forma no hace tanto calor escondido aquí, y está ya como en otro mundo, ese mundo en el que si se atrevería a abordarlo, a proponérselo, a hacerlo salvajemente con él dejando que se corriera dentro de su boca incluso.

- ¡A! - oye de pronto como le gritan dos chicos a punto de abandonar la treintena, desde una minúscula calle que ese cruza con la suya.

Son B. y L. cargados con unas bolsas del supermercado del Corte Inglés, ni se acordaba que vivían por aquí, es cierto.
- ¿Qué haces tu por aquí? le dicen

Van discutiendo acerca de si los Smiths habían editado “Meat is Murder” el año que tocaron en Barcelona. Fue en esa lejana tarde, A. se acuerda de repente de la historia, unas horas antes del concierto, cuando ambos se conocieron por primera vez y casi allí mismo donde están los tres ahora hablando.
B dice que si.
L que no , trasladando la pregunta a A.
B dice que A. ni siquiera había nacido entonces, que no importa nada lo que diga.
A mira mientras hacia dentro del bar, sabiendo de repente que no hay posibilidad alguna ya.
Inexplicablemente tiene miedo a que en esa tarde tan calurosa , los tres sudando como cerdos, ellos dos al menos con un abanico para cada uno, o bien B o bien L los descubran a los dos.
Tanto a él mismo como al líder de la banda, el chico más duro del bloque, de la manzana, del barrio entero.

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